Artículo: Simone Renn – @SimoneRenn
2016 fue un año muy significativo para España, pues se cumplió el 80 aniversario del inicio de la Guerra Civil Española, pero también lo fue a nivel internacional, pues tuvo lugar el 80 aniversario de un hecho que empequeñeció al mundo: la celebración de los Juegos Olímpicos de Hitler, conocidos como los “Juegos de la vergüenza”.
A pesar de que los gobiernos de diferentes países, con presencia en el Comité Olímpico Internacional, se pronuncian para llevar a cabo un boicot de los Juegos Olímpicos de Berlín que se celebrarán del 1 al 16 de agosto, solamente el Gobierno del Frente Popular de la República Española se mantiene firme en su rechazo a la celebración de dichos juegos, y además apoya la organización de la Olimpiada Popular de Barcelona, que se planifica para que tenga lugar del 19 al 26 de julio de 1936.
La Olimpiada de Barcelona constituye una alternativa a los Juegos Olímpicos nazis, y nace con el objetivo de recuperar el verdadero espíritu olímpico, la paz y la solidaridad entre las naciones, que se niega en los Juegos de Berlín, con la “complicidad pasiva” del COI (Comité Olímpico Internacional) y la mirada hacia otro lado de los gobiernos de las supuestas grandes democracias, que minimizan los criminales hechos que el gobierno nazi lleva a cabo en Alemania contra los opositores al régimen y contra los que no pertenecen a la raza aria, y los incumplimientos del Tratado de Versalles.
En la Olimpiada Popular de Barcelona se consigue la inscripción de unos 6.000 atletas que provienen de 23 naciones, y que son contrarios a la Olimpiada de Hitler.
Las delegaciones de Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Noruega, Suecia y Argelia son las más numerosas. También hay equipos representando a los alemanes e italianos exiliados, que han huido de la persecución a la que son sometidos en sus países.
El 17 de julio tiene lugar el levantamiento de un grupo de militares rebeldes en Melilla, el 18 de julio en la mayoría de las ciudades españolas y el 19 de julio en la ciudad de Barcelona. Esto obliga a que la Olimpiada se deba suspender.
La singular coincidencia de fechas entre el levantamiento en España y la programación de la Olimpiada de Barcelona, hace que no se pueda llevar a cabo la que hubiera sido la afrenta internacional más directa al régimen nazi y, quién sabe, si ello hubiera supuesto el despertar que lograra que no tuviese lugar la II Guerra Mundial.
El fracaso del golpe de estado desemboca en la mal llamada Guerra Civil Española, pues los generales golpistas cuentan desde el principio con la ayuda de efectivos militares y tropas profesionales de la Alemania nazi, con fascistas de los gobiernos de Italia y Portugal y con el llamado Ejército de África, compuesto por la Legión Extranjera y las tropas indígenas de Marruecos mandadas por oficiales españoles.
Mientras el pueblo español es masacrado, el 1 de agosto se inauguran los Juegos Olímpicos de Berlín presididos por Hitler, con el beneplácito del Comité Olímpico Internacional y la participación de 3.963 deportistas de 49 países.
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