domingo, 10 de diciembre de 2017

Los aliados planearon bombardear Almería en el verano de 1942


...o como convino más que siguiera una dictadura

Verano de 1942.Los Aliados preparaban el desembarco en el Marruecos francés y Argelia. La operación la dirigía el general Eisenhower desde Gibraltar. La gran interrogante se centraba en  la  reacción española. Tanto Londres como Washington  temían que  España entrara en guerra. Se intensificaron los esfuerzos  diplomáticos.  Pero el alto mando aliado se preparó para lo peor y diseñó la operación “Backbone” (espina dorsal) que contemplaba la ocupación preventiva de Andalucía después de un bombardeo  contundente sobre las principales capitales costeras andaluzas: Almería, Málaga y Cádiz. Al final la operación aliada fue un éxito, Franco se mantuvo al margen y el plan “Backbone” quedó archivado.
El contexto mundial 
En ese verano de  1942, mientras los almerienses comenzaban a restañar las heridas de una  tremenda guerra civil, en el mundo se producían importantes acontecimientos. Los más importantes, por supuesto, hacían referencia a la Guerra Mundial en varios escenarios, uno de ellos- el Mediterráneo occidental-nos cogía  bastante próximo. Pero el mundo seguía su vida y en esos meses, en las  afueras de Los Ángeles, en los estudios de la Warner, se estaba rodando “Casablanca”, una de  las películas  más memorables de la historia del cine.
Contextualicemos el momento. Después de  dos años largos triunfales de los  ejércitos alemanes, dos acontecimientos  propiciaron el final de este paseo militar nazi. En junio de 1941 Alemania declara la guerra a la Unión Soviética y en diciembre de 1941 Estados Unidos entra en guerra. 
En el verano de 1942 la situación está un tanto equilibrada. Stalin desea un desembarco  angloamericano en  el sur Francia (para aliviar la presión alemana sobre Stalingrado) pero Churchill y Roosevelt prefieren asegurar el Mediterráneo, no dejando atrás terreno al enemigo. Hay que ocupar Marruecos y Argelia y así surge la operación “Torch” (antorcha). El general Eisenhower, entonces un desconocido y sin experiencia de combate, dirige la operación desde Gibraltar. El general Patton al mando de 53.000 soldados  tendría que desembarcar en Casablanca  y Puerto Lyautey (hoy Kenitra). En Argelia 39.ooo soldados dirigidos por el norteamericano  Toubridge tomarían  Argel mientras el británico Burrought con  33.000 efectivos lo tomaría Orán.
La operación culminó con éxito entre los días 7 y 8 de noviembre.  Algunos paracaidistas lanzados sobre la zona de  Puerto Lyautey el fuerte  fueron desplazados por un fuerte viento  al sector español del protectorado de Marruecos. Fueron apresados por el ejército español y no serían liberados hasta el final de la contienda.
Lo de los pocos paracaidistas prisioneros fue una pequeña  anécdota. El “asunto español” era de mucho más calado. El régimen de Franco había pasado de inclinarse indisimuladamente por Alemania (recuérdese la División Azul, la política inequívoca de Serrano Suñer) a una postura de  cierta neutralidad. La diplomacia angloamericana hizo un esfuerzo muy inteligente (y el sentido práctico del general Franco también) Pero la interrogante estaba ahí: España podía autorizar la entrada  en el país de los  ejércitos alemanes; o incluso entrar en guerra. Según  la observación, bastante realista, del mando aliado los tanques y aviones españoles eran material achatarrable. Pero otra cosa era  el elemento humano: sólo en el Marruecos español  había 120.000 soldados aguerridos y experimentados.
Proyecto minucioso 

La operación “Backbone”, proyecto que Eisenhower preparó minuciosamente, contemplaba dos acciones.  Primeramente se ocuparía el Marruecos español (se llegaron a establecer contactos con los rebeldes  rifeños) y en una segunda fase se procedería a la “ocupación preventiva” de Andalucía  cuyo desembarco se realizaría después de  que la armada bombardeara de Estados Unidos de manera contundente las principales  ciudades costeras: Málaga, Almería y Cádiz.
La realidad es que Franco no tenía ninguna intención de entrar en la guerra. Además tanto Churchill como Roosevelt resultaron muy convincentes. Todavía hoy resulta sorprendente leer el mensaje del presidente norteamericano a Franco en la víspera del desembarco en Casablanca:”Querido general Franco. Por  tratarse de dos naciones amigas, en el mejor sentido de la palabra, y por desear sinceramente  tanto Usted como yo la continuación de la amistad para nuestro bienestar mutuo, quiero manifestarle  las razones que nos  han forzado  a enviar una poderosa fuerza militar americana  en ayuda de las posesiones francesas  en el Norte de África, ante la información precisa de que los alemanes  intentarían en fecha próxima  la ocupación militar de la zona”.
Todo terminó bien 

Al final los aliados desembarcaron con éxito en Marruecos y Argelia, y España no entró (yo aquí pondría unas comillas) en la guerra. Dwight D.Eisenhower, quien con la Operación Antorcha  iniciaba un  recorrido imparable en su carrera militar (a la que le seguiría otra no menos exitosa en política) archivó el dosier de la Operación Backbone.
Y caprichos del destino  o paradoja de la  Historia, casi justo diecisiete años después, el 21 de diciembre de 1959, Eisenhower,  esta vez en calidad de presidente de Estados Unidos, visitaba España.  El abrazo en el aeropuerto de Torrejón  entre los dos generales fue un momento trascendental, posiblemente la fecha más importante de toda la dictadura. La España franquista  salía del lazareto, y el régimen  empezó a apostar por políticas desarrollistas y una moderada apertura.

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